La Legislatura de la provincia de Buenos Aires aprobó en la madrugada de este jueves la toma de deuda por US$3.685 millones solicitada por el gobernador Axel Kicillof, tras una maratónica sesión que se extendió hasta casi las 4 de la mañana. El proceso estuvo marcado por intensas negociaciones, postergaciones y denuncias de compra de votos y reparto de cargos, en un clima de alta tensión política.

El acuerdo, que requirió el apoyo de dos tercios de ambas cámaras, incluyó la creación de nuevos directorios en el Banco Provincia, cargos en el Consejo de Cultura y Educación, y un fondo especial para los 135 municipios bonaerenses. La aprobación permitirá a la provincia afrontar vencimientos de deuda en 2026 y financiar obras y gastos corrientes, aunque parte de los fondos se destinarán a cubrir déficit y recuperar gastos ya realizados.

Sin embargo, la operación aún debe recibir el aval de la Casa Rosada, en cumplimiento de la Ley de Responsabilidad Fiscal. El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, han manifestado su rechazo al endeudamiento en los términos aprobados, advirtiendo que solo autorizarán el refinanciamiento de deuda existente y no nuevos compromisos. "Que deje de gastar. Solo le vamos a aprobar el rollover", señalaron desde el entorno presidencial.

Kicillof, por su parte, celebró la aprobación como una victoria en un contexto de emergencia financiera, pero advirtió sobre la falta de diálogo con Nación y la posibilidad de trabas administrativas. "La ley salió adelante contra la voluntad explícita del Presidente Milei, que una vez más apostó al caos", expresó el gobernador en redes sociales.

El enfrentamiento entre ambos mandatarios se inscribe en una estrategia de polarización política, con Milei buscando consolidar su liderazgo nacional y proyectar a Kicillof como principal adversario de cara a las elecciones de 2027. Analistas coinciden en que la disputa por el endeudamiento bonaerense es un capítulo más de la puja por el poder y el control de la agenda política en Argentina.

Mientras tanto, la provincia de Buenos Aires enfrenta desafíos económicos y sociales crecientes, en un contexto de ajuste fiscal y caída de la actividad. El desenlace de la pulseada entre Nación y Provincia será clave para el futuro financiero bonaerense y el equilibrio político nacional.