El ministro de Economía, Luis Caputo, reconoció públicamente que el margen para continuar con el ajuste fiscal en Argentina se ha agotado, marcando un cambio en la estrategia económica del Gobierno. Durante un evento organizado por la Fundación IEB en Buenos Aires, Caputo explicó que la obtención de superávit fiscal ya no dependerá principalmente de recortes, sino del crecimiento económico y la formalización laboral.

Caputo anunció una leve reducción de las retenciones al sector agropecuario, calificando este impuesto como uno de los más distorsivos para la economía. Sin embargo, la medida fue interpretada más como un gesto político que como una solución de fondo, ya que su impacto real sobre la recaudación y la actividad es limitado. El ministro subrayó que, para lograr una baja de impuestos sostenida, la economía debe crecer y formalizarse, estimando que cada cuatro puntos de crecimiento del PBI aportan un punto adicional de recaudación.

El funcionario también puso énfasis en la necesidad de una reforma laboral, argumentando que la rigidez de las leyes actuales dificulta la creación de empleo formal. "La reforma laboral es clave porque la forma de conseguir mayor superávit ya no pasa por más el ajuste. Ahora será que la economía crezca y que haya más formalidad", afirmó Caputo ante empresarios y financistas. Entre las propuestas, destacó la creación de Fondos de Asistencia Laboral para facilitar los procesos de despido, con el objetivo de incentivar la contratación formal.

Mientras tanto, el Gobierno enfrenta presiones de los gobernadores, que reclaman la devolución de fondos retenidos durante la gestión de Javier Milei, y del sector agropecuario, que exige una reedición del "dólar soja" para mejorar la competitividad de las exportaciones. La recaudación fiscal, por su parte, continúa en descenso, con una caída del 8,7% en noviembre y cuatro meses consecutivos de baja, reflejando el impacto de la recesión.

El contexto es desafiante: el superávit primario acumuló 1,4% del PBI en los primeros diez meses del año, en línea con las metas pactadas con el FMI, pero el margen para nuevos recortes es escaso. Caputo proyecta que, si la economía creciera al 6% anual durante seis años, el Gobierno podría devolver hasta 500.000 millones de dólares al sector privado mediante la reducción de impuestos. Sin embargo, alcanzar ese nivel de crecimiento es una meta ambiciosa en el actual escenario económico.

El debate sobre la reforma laboral y la estrategia fiscal continuará en el centro de la agenda política y económica, con expectativas y tensiones entre los distintos sectores involucrados.