La relación entre Javier Milei y Donald Trump ha adquirido una relevancia inédita en la política y economía argentina. En las últimas semanas, el respaldo de Estados Unidos se ha traducido en acciones concretas, como la intervención del Tesoro norteamericano en el mercado de cambios argentino y la promesa de inversiones millonarias. El jueves pasado, el Tesoro estadounidense compró pesos argentinos, lo que contribuyó a estabilizar el mercado y reducir el riesgo país, en medio de una crisis financiera agravada por la derrota electoral del oficialismo en Buenos Aires y la escasez de reservas.

El apoyo de la administración Trump no es incondicional. Fuentes oficiales y asesores estadounidenses han dejado claro que la continuidad de la ayuda está supeditada a la capacidad del gobierno argentino de reconstruir una coalición parlamentaria estable y garantizar gobernabilidad. "Sin gobernabilidad no van a llegar esas inversiones. Tienen que hacerse cargo los adultos de cambiar las cosas en el Gobierno", afirmó uno de los hombres de Trump involucrados en los acuerdos. En este contexto, Trump y sus asesores han mantenido reuniones con gobernadores y legisladores argentinos para asegurar el apoyo político necesario.

Además del respaldo financiero, Estados Unidos busca que Argentina reduzca la influencia china en sectores estratégicos como la extracción de litio, uranio y tecnología. La [Embajada de China en Argentina](/entities/entity_1744831308057_460) rechazó públicamente las declaraciones del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien sugirió que Milei se comprometió a limitar la relación bilateral con Pekín. El gobierno argentino, por su parte, ha intentado matizar el alcance de estos compromisos para evitar tensiones diplomáticas.

La cumbre entre Milei y Trump, prevista para la próxima semana en Washington, podría definir acuerdos comerciales y nuevas inversiones, aunque las expectativas son cautelosas. Funcionarios argentinos reconocen que los anuncios dependerán de la estabilidad política interna y de la capacidad de Milei para consolidar mayorías parlamentarias. Mientras tanto, sectores críticos en Estados Unidos cuestionan la intervención, señalando que los problemas estructurales de Argentina requieren soluciones de fondo y no solo asistencia financiera temporal.

En este escenario, Argentina se encuentra en el centro de una disputa geopolítica entre Estados Unidos y China, con implicancias que van más allá de la coyuntura económica. El futuro de la relación bilateral y el éxito de las inversiones prometidas dependerán, en última instancia, de la capacidad del gobierno argentino para garantizar estabilidad y gobernabilidad.