El Vaticano ha dado un paso histórico al aprobar la beatificación de Enrique Shaw, empresario argentino y fundador de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE). La decisión, anunciada tras la certificación de un milagro atribuido a su intercesión, marca un hito al reconocer por primera vez a un empresario moderno argentino como beato.

Enrique Shaw, nacido en París en 1921 y radicado en Argentina, fue gerente general de Cristalerías Rigolleau y presidente de Pinamar S.A. Su vida estuvo marcada por un profundo compromiso social y una visión humanista de la empresa, aplicando los principios de la Doctrina Social de la Iglesia en la gestión empresarial. Fundó ACDE en 1952, promoviendo la dignidad y el bienestar de los trabajadores, y se destacó por conocer personalmente a sus empleados y preocuparse por sus condiciones laborales.

El milagro que permitió avanzar en su causa de beatificación ocurrió en 2015, cuando un niño de seis años sufrió una grave lesión cerebral tras ser golpeado por un caballo. La recuperación total y sin secuelas del niño, tras las oraciones dirigidas a Shaw, fue considerada científicamente inexplicable y determinante para el proceso. El expediente, iniciado en 2001 por el entonces cardenal Jorge Bergoglio, incluyó evaluaciones médicas y teológicas antes de recibir el dictamen favorable del Vaticano.

La noticia generó celebraciones en círculos católicos y empresariales. Silvia Bulla, presidenta de ACDE, afirmó que la beatificación de Shaw "invita a humanizar la economía, trabajar por el bien común y defender la dignidad del trabajo". Por su parte, la presidenta de la Acción Católica Argentina, Claudia Carbajal, resaltó la coherencia de Shaw entre fe y acción, y su capacidad de generar comunidad en el entorno laboral.

La ceremonia de beatificación se realizará en Argentina, aunque aún no se ha confirmado la fecha. Tras este paso, Shaw será el primer beato plenamente identificado como empresario moderno, y su legado continuará inspirando a líderes empresariales y religiosos. Para su canonización, será necesario certificar un segundo milagro.

El testimonio de vida de Enrique Shaw, fallecido en 1962 a los 41 años, sigue siendo una referencia para la Iglesia y el mundo empresarial, destacando la posibilidad de conjugar fe, ética y desarrollo económico en la sociedad argentina.