El pasado 17 de agosto, la ciudad de Cádiz fue escenario de una controversia diplomática durante el homenaje oficial al General José de San Martín, en el 175° aniversario de su fallecimiento. El acto, organizado por la Embajada Argentina en España, contó con la presencia de autoridades locales, el cónsul argentino y miembros de la comunidad argentina en la región.

Wenceslao Bunge Saravia, embajador argentino en España, fue el orador principal del evento. Tras depositar una ofrenda floral junto al alcalde Bruno García de León y el cónsul Sergio Servin, Bunge Saravia pronunció un discurso en el que evocó la gesta libertadora de San Martín y los lazos históricos entre Cádiz y Argentina. Citó la célebre frase del prócer: “Seamos libres y lo demás no importa”, recordando la influencia de la ciudad en el pensamiento del libertador.

Sin embargo, el cierre de su alocución generó sorpresa y murmullos entre los asistentes. El embajador exclamó: “¡Viva la Argentina, viva San Martín, viva Cádiz, viva España, viva el rey, viva la libertad!”, lo que fue interpretado por muchos como una contradicción, dado el contexto de homenaje a quien luchó por la independencia de la corona española. El fragmento del discurso fue difundido en las redes oficiales de la embajada, donde también se multiplicaron las críticas y expresiones de desconcierto.

La polémica se trasladó rápidamente a las redes sociales, donde usuarios y diplomáticos argentinos manifestaron su indignación. “Más cipayo no se consigue. San Martín debe estar contentísimo”, comentó un diplomático en Madrid. La embajada, por su parte, destacó el acto como un tributo al Padre de la Patria y subrayó la importancia de Cádiz en la formación del ideario sanmartiniano.

La designación de Bunge Saravia como embajador se produjo a fines de 2024, tras una reestructuración en la Cancillería argentina. El diplomático debió renunciar a la ciudadanía española para asumir el cargo, en cumplimiento de la normativa local. El homenaje a San Martín forma parte de los ejes de gestión de la embajada, orientados a fortalecer el vínculo con la comunidad argentina en España, una de las más representativas a nivel mundial.

El episodio deja en evidencia la sensibilidad de los símbolos históricos y la importancia de la diplomacia en la construcción de la memoria colectiva. La controversia generada por la frase “¡Viva el Rey!” opacó el mensaje principal del acto y abrió el debate sobre el rol de los representantes argentinos en el exterior.