Natalia Etcheverry, de 48 años, enfrenta un juicio en Mar del Plata acusada de haber asesinado a su hija de ocho años, quien padecía epilepsia y retraso madurativo severo, mediante la administración de éxtasis y alcohol. El hecho ocurrió el 3 de septiembre de 2022 en el domicilio familiar del barrio López de Gomara. Inicialmente, la muerte de la menor fue atribuida a causas naturales debido a sus patologías previas, pero la investigación dio un giro tras la intervención del padre, quien presentó sospechas y un mensaje de WhatsApp enviado por la madre el mismo día del suceso: “Hasta acá llegué. Voy a cometer una locura. No puedo más”.

A raíz de estas sospechas, la Fiscalía solicitó la exhumación del cuerpo y una autopsia, que reveló la presencia de 2,27 gramos de alcohol en sangre, restos de éxtasis (MDMA) y benzodiacepinas no metabolizadas. Los peritos concluyeron que la combinación de estas sustancias provocó una intoxicación aguda y una hemorragia cerebral irreversible, descartando la posibilidad de un accidente o automedicación.

Durante el juicio, la fiscal Florencia Salas argumentó que Etcheverry actuó con intencionalidad homicida, utilizando las sustancias como un "arma" para provocar la muerte de su hija. Por ello, solicitó la pena de prisión perpetua. Por su parte, la defensa pidió la absolución de la acusada o, en su defecto, una condena menor por abandono de persona.

El tribunal, integrado por los jueces Juan Manuel Sueyro, Federico Wacker Schroder y Fabián Riquert, escuchó los testimonios de familiares, personal médico y peritos, y dará a conocer la sentencia el próximo 16 de septiembre. El caso ha generado un fuerte impacto en la opinión pública, reavivando el debate sobre la protección de menores con discapacidad y el accionar de la justicia en situaciones de alta vulnerabilidad.