La sesión preparatoria del Senado bonaerense, celebrada el lunes 8 de diciembre, evidenció una vez más las profundas divisiones internas en el peronismo provincial. Durante la jornada, los 23 nuevos senadores electos prestaron juramento, pero la renovación de las autoridades de la Cámara alta quedó trunca ante la imposibilidad de alcanzar consensos entre los principales sectores del oficialismo.

La vicepresidencia primera del Senado, un cargo clave en la línea sucesoria y en el manejo de recursos institucionales, fue el principal foco de disputa. El bloque peronista, que cuenta con mayoría propia tras la última elección, no logró acordar un nombre entre las propuestas de Axel Kicillof, La Cámpora, el massismo y otros actores relevantes. Figuras como Ayelén Durán, Mario Ishii, Sergio Berni y Malena Galmarini se mencionaron como posibles candidatos, pero las diferencias se mantuvieron irreconciliables.

Ante la falta de acuerdo, la sesión debió clausurarse sin la renovación de la mesa directiva, y Carlos Kikuchi, exarmador político de Javier Milei y actual integrante de Unión y Libertad, retuvo la vicepresidencia de manera provisional hasta marzo. Esta situación generó malestar entre los distintos sectores, que se acusaron mutuamente de obstaculizar la unidad y de buscar ventajas políticas en la interna.

El desarrollo de la sesión estuvo marcado por momentos de tensión, como el pedido de cuarto intermedio realizado por Sergio Berni y la posterior solicitud de nulidad de las licencias otorgadas a Gabriel Katopodis y Diego Valenzuela, quienes continuarán en sus cargos ejecutivos tras jurar como senadores. Berni argumentó que el procedimiento no se ajustó al reglamento interno, lo que sumó un nuevo elemento de controversia.

La disputa por la vicepresidencia se da en un contexto de fragilidad de los acuerdos internos, evidenciado días antes por la difícil negociación que permitió a Kicillof obtener la autorización para emitir deuda por más de 3.600 millones de dólares. Para lograr ese respaldo, el gobernador debió ceder espacios de poder en la Cámara de Diputados a otros sectores del oficialismo.

Dirigentes de La Cámpora y del kicillofismo expresaron públicamente sus diferencias. Mientras desde el sector de Máximo Kirchner se insiste en la necesidad de mantener la unidad, allegados a Kicillof denuncian maniobras para debilitar su liderazgo. Malena Galmarini, una de las candidatas a la vicepresidencia, lamentó la falta de resolución y cuestionó que no se haya aprovechado el tiempo previo para alcanzar un acuerdo.

La falta de consenso en la designación de autoridades augura nuevas disputas en el oficialismo bonaerense, que podría trasladarse próximamente a la presidencia del PJ provincial, actualmente en manos de Máximo Kirchner. El escenario político en la provincia de Buenos Aires se mantiene así marcado por la incertidumbre y la confrontación interna.