El Gobierno nacional cerró el año con dos reveses legislativos que ponen en jaque su capacidad de gestión y la solidez de sus alianzas políticas. En la Cámara de Diputados, el oficialismo sufrió la derrota del capítulo XI del Presupuesto 2026, un apartado clave que incluía la derogación de leyes de financiamiento educativo y de emergencia en discapacidad, la restitución de fondos a la Ciudad de Buenos Aires y la condonación de deudas energéticas, entre otros puntos sensibles.

La votación, que terminó con 124 votos en contra y 115 a favor, fue interpretada por la oposición como una reacción al intento del Gobierno de condicionar recursos a la aprobación de medidas controvertidas. "Lo que tenían que conseguir era la ley de Presupuesto y en vez de enfocarse en ese objetivo fueron por la batalla cultural y la derogación de dos leyes. Así les fue", señaló un diputado del PRO. La maniobra de designar auditores en la Auditoría General de la Nación (AGN) sin consenso con el PRO y la UCR profundizó la ruptura con estos bloques, que ahora amenazan con no facilitar el quórum en futuras sesiones y recurrirán a la Justicia por considerar inconstitucionales los nombramientos.

En paralelo, el Senado postergó el tratamiento de la reforma laboral impulsada por el Ejecutivo, luego de que aliados radicales y del PRO se negaran a acompañar el proyecto tras los desacuerdos en Diputados. Patricia Bullrich, jefa de la bancada oficialista, debió suspender la discusión hasta febrero, reconociendo la falta de respaldo necesario para avanzar.

Estos episodios reflejan la dificultad del Gobierno de Javier Milei para construir consensos en un Congreso fragmentado, donde la gobernabilidad depende de negociaciones permanentes y de la capacidad de ceder ante demandas de aliados. El mensaje que baja del Congreso es contundente: el acompañamiento no es automático y la paciencia de los bloques dialoguistas tiene un límite. Sin Presupuesto aprobado ni reforma laboral, el Ejecutivo enfrenta el desafío de recomponer relaciones y demostrar capacidad de gestión en un escenario político cada vez más complejo.