A dos años de asumir la presidencia, Javier Milei enfrenta el desafío de consolidar su programa de reformas económicas y laborales en un contexto de logros parciales y persistentes tensiones sociales y políticas. El gobierno ha logrado avances en materia fiscal, alcanzando un superávit primario del 1,4% del PBI y reduciendo la inflación mensual a 2,3%, aunque la desaceleración de precios se ha estancado en los últimos meses. La administración sostiene que el rumbo es el correcto y que el país atraviesa una transición que requiere tiempo y paciencia.

El Congreso, ahora con una mayor presencia oficialista tras las elecciones de medio término, se prepara para debatir reformas clave como la modernización laboral, la reforma impositiva y el Presupuesto 2026. El oficialismo apuesta a que estas medidas impulsen la inversión privada y la creación de empleo formal, aunque persisten dudas sobre la sostenibilidad de los estímulos fiscales y la capacidad de financiamiento del Estado. "No voy a levantar el pie del acelerador, es el momento para acelerar más fuerte", afirmó Milei, subrayando su intención de profundizar el ajuste y las desregulaciones.

El alineamiento geopolítico con Estados Unidos ha sido un pilar de la estrategia oficial, facilitando asistencia financiera y acuerdos comerciales, pero también generando tensiones con socios tradicionales como China y Brasil. Mientras tanto, la economía argentina muestra signos de una "doble velocidad": los sectores extractivos y agropecuarios experimentan crecimiento e inversiones, mientras que la industria y el consumo urbano sufren caídas y cierres de empresas.

En el plano político, el gobierno ha fortalecido su posición en el Congreso, pero enfrenta internas y escándalos de corrupción que han afectado a figuras cercanas al presidente. La principal fuerza opositora, el peronismo, atraviesa una crisis de liderazgo, aunque Axel Kicillof emerge como posible candidato para 2027.

La reforma laboral, uno de los ejes del programa oficial, cuenta con un apoyo dividido en la opinión pública y enfrenta la resistencia de sindicatos y sectores opositores, que advierten sobre la pérdida de derechos laborales y la falta de consenso social. El mercado financiero, por su parte, mantiene reservas sobre la capacidad del gobierno para acumular divisas y cumplir con las metas fiscales, en un contexto de volatilidad y riesgo país elevado.

De cara a los próximos dos años, el gobierno de Milei deberá demostrar que su plan puede traducirse en crecimiento sostenido, recuperación del empleo y estabilidad social, mientras gestiona las tensiones internas y externas que condicionan su gestión.