La histórica Palestra Nacional de Andinismo, ubicada en el predio del CeNARD en Núñez, fue demolida este lunes por decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La medida, que forma parte de las obras de ampliación del Puente Labruna, generó un fuerte rechazo entre escaladores, vecinos y organizaciones civiles, quienes consideran que se trata de la pérdida de un patrimonio deportivo y social único en la ciudad.

El muro, construido en 1982 con rocas naturales traídas de San Luis, era utilizado semanalmente por entre 500 y 800 personas, incluyendo deportistas, fuerzas de seguridad y estudiantes. Además, servía como centro de entrenamiento para rescates en zonas montañosas y actividades escolares. "Están vulnerando nuestros derechos", denunció el Centro Andino Buenos Aires, que había logrado una cautelar judicial para frenar la demolición, aunque la medida fue revocada en noviembre.

El Gobierno porteño, junto a la empresa AUSA, justificó la demolición por la necesidad de ampliar la conectividad entre el Parque de la Innovación y Ciudad Universitaria. Como compensación, se comprometió a construir una nueva palestra en el Parque Olímpico de Villa Soldati, con cuatro muros de escalada y revestimiento de piedra. Sin embargo, la obra aún no está terminada y los escaladores cuestionan tanto la seguridad como la capacidad del nuevo espacio, que permitiría la práctica simultánea de solo 150 personas, frente a las 400-800 que albergaba la palestra original.

"Eso no se puede escalar, es absolutamente inseguro", afirmó un representante del Centro Andino Buenos Aires, mientras que otros usuarios señalaron la falta de consulta y participación en el proceso. La Federación Andina de Ski y Andinismo, que participó en el acuerdo, reconoció que la decisión fue un gesto de buena voluntad, aunque algunos miembros consideran que no responde a las necesidades reales de la comunidad.

El conflicto, que incluyó protestas, acciones legales y una fuerte movilización social, pone en debate la preservación del patrimonio deportivo frente a las obras de infraestructura urbana. Mientras la Ciudad avanza con la ampliación del Puente Labruna, los escaladores insisten en la necesidad de garantizar espacios seguros y adecuados para la práctica de la escalada, y advierten sobre el impacto negativo de la pérdida de la palestra de Núñez.