El Gobierno argentino anunció la implementación de un plan de compra de reservas internacionales, una medida destinada a fortalecer la economía y reducir el riesgo país, que recientemente perforó el piso de los 600 puntos básicos y se ubicó en 580 unidades, según el indicador de J.P. Morgan. La decisión, liderada por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, responde a la presión del mercado y a las advertencias de analistas sobre la necesidad de acumular reservas para sostener la confianza y la estabilidad financiera.

La recalibración del régimen de bandas cambiarias y el ajuste del programa monetario para 2026 fueron considerados "largamente necesarios" por el Centro de Estudios de Política y Economía (CEPEC), que señaló que la medida corrige inconsistencias del esquema previo y reordena la relación entre tipo de cambio, cantidad de dinero y acumulación de reservas. "No se trata de una corrección marginal ni de una medida táctica, sino de una recalibración integral del esquema macroeconómico", afirmó el CEPEC en un informe reciente.

El anuncio se produce tras la licitación del Bonar29, en la que la baja demanda de los bonos argentinos evidenció la persistente desconfianza del mercado. Analistas como Pablo Moldovan advirtieron que, sin un programa de compra de reservas, la presión sobre los activos argentinos y el riesgo país continuarían en aumento. Moldovan explicó que la viabilidad de la medida depende de un crecimiento en la demanda de pesos y de la capacidad del Gobierno para atraer flujos de capital privado, estimando que serían necesarios ingresos mensuales de alrededor de 1.700 millones de dólares, una cifra alcanzada solo en contadas ocasiones en las últimas dos décadas.

Por su parte, Pilar Tavella, directora de Research Macro & Estrategia de Balanz, consideró que el inicio de una nueva fase del programa monetario del BCRA está en línea con la necesidad de permitir una mayor acumulación de reservas y fortalecer la posición externa del país. La medida llega en un momento clave, previo a la revisión del acuerdo con el FMI, y busca dar señales claras de estabilidad y compromiso con la disciplina macroeconómica.

El contexto de la decisión incluye el reciente acuerdo con el Tesoro de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional, que había dado cierto alivio al Gobierno, pero cuya efectividad se veía limitada por la falta de acumulación de reservas. Con este nuevo enfoque, el equipo económico busca romper el ciclo de desconfianza y sentar las bases para una mayor estabilidad financiera en el mediano plazo.