Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero y recientemente electo senador provincial, se prepara para asumir como titular de la Agencia Nacional de Migraciones, en el marco de una serie de cambios en el gabinete nacional tras las elecciones legislativas. Valenzuela pidió licencia tanto en la intendencia como en la banca de senador, en respuesta a un pedido del Gobierno nacional, que busca reforzar el área de Migraciones bajo la órbita del Ministerio de Seguridad.

La Agencia Nacional de Migraciones, que hasta noviembre dependía del Ministerio del Interior, fue transferida al Ministerio de Seguridad, ahora dirigido por Alejandra Monteoliva. Esta decisión responde a la necesidad de fortalecer la coordinación fronteriza y la inteligencia migratoria, en un contexto de creciente preocupación por los delitos transnacionales y la protección de las fronteras argentinas.

El nombramiento de Valenzuela se da en parte por su cercanía con el presidente Javier Milei y la ex ministra Patricia Bullrich, quienes impulsaron su llegada al gabinete nacional. "Le pidieron a último momento del Gobierno nacional que vaya por la licencia. Probablemente, asuma en Nación", señalaron fuentes cercanas al jefe comunal. El área de Migraciones, ahora con mayor capacidad operativa y atribuciones policiales, busca optimizar el trabajo de las fuerzas federales en los puestos fronterizos y enfrentar amenazas transnacionales.

El traspaso de Migraciones generó tensiones internas en el gabinete, con renuncias y reacomodamientos de funcionarios. Sin embargo, Valenzuela cuenta con el respaldo de las principales figuras del oficialismo, lo que facilita su desembarco en el nuevo cargo. Su llegada es vista como parte de la consolidación del poder libertario en áreas clave de la gestión nacional.

Valenzuela, quien fue intendente desde 2015 y figura política del PRO antes de sumarse a La Libertad Avanza, asume el desafío de liderar una agencia que busca modernizar la administración migratoria y reforzar la seguridad nacional. El movimiento es interpretado como una apuesta por modelos internacionales de control migratorio, en línea con tendencias conservadoras globales. Legisladores y funcionarios coinciden en que la protección de fronteras es ahora una prioridad de seguridad nacional, más allá de su tradicional función administrativa.