En medio de una aguda crisis económica y política, el gobierno argentino encabezado por Javier Milei enfrenta crecientes rumores sobre la posibilidad de recibir un préstamo de emergencia por parte de Estados Unidos. El contexto financiero se ha deteriorado notablemente, con el riesgo país superando los 1.400 puntos y una caída significativa en los precios de los activos locales. El Banco Central, por su parte, ha vendido USD 379 millones en un solo día para sostener el tipo de cambio, reflejando la tensión en las reservas internacionales.

Desde abril, tras la visita del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, a Buenos Aires, se discute la posibilidad de un crédito directo a través del Fondo de Estabilización Cambiaria (FSE). Bessent elogió las reformas económicas de Milei y expresó que, en caso de un shock externo y si el gobierno mantiene el rumbo, Estados Unidos estaría dispuesto a considerar el uso del FSE. Sin embargo, funcionarios norteamericanos han señalado que la concreción de este préstamo depende de factores políticos y no parece inminente.

La agenda internacional de Milei incluye un viaje a Nueva York la próxima semana, donde participará en la Asamblea General de la ONU y recibirá el Global Citizen Award del Atlantic Council. El premio será entregado por Bessent, lo que podría abrir la puerta a nuevas conversaciones sobre el crédito. Además, se especula con una posible reunión bilateral entre Milei y Donald Trump antes de las elecciones legislativas de octubre, lo que sería interpretado como un fuerte respaldo político y económico.

En paralelo, el gobierno argentino busca fortalecer la confianza de los inversores privados, con presentaciones en Manhattan para explicar el panorama electoral y económico. Los funcionarios transmiten optimismo sobre la posibilidad de revertir los resultados electorales y remarcan la continuidad del programa económico. Sin embargo, la incertidumbre persiste, y la oposición cuestiona la falta de definiciones concretas y la dependencia del apoyo externo.

El antecedente más relevante es el préstamo otorgado por Estados Unidos a México en 1995, que permitió estabilizar la economía mexicana bajo estrictas condiciones. En el caso argentino, la activación de un crédito similar está supeditada tanto al calendario electoral como a la voluntad política de la administración estadounidense. El desenlace de estas negociaciones será clave para el futuro económico y político del país.