La llegada de los Hells Angels a La Plata ha generado una fuerte preocupación entre vecinos y autoridades locales. En los últimos días, cerca de 150 miembros de la reconocida agrupación internacional de motociclistas han ocupado la totalidad de las habitaciones del Hotel Grand Brizo y otros alojamientos céntricos, mientras se espera el arribo de hasta 3.000 integrantes para un encuentro anual que aún busca sede definitiva.

El operativo de seguridad desplegado por fuerzas locales, provinciales y nacionales incluye patrullajes reforzados, retenes en accesos y monitoreo permanente de los movimientos del club en la ciudad y zonas aledañas. "El objetivo es prevenir posibles incidentes y mantener la seguridad en la capital bonaerense ante la presencia de esta organización internacional", señalaron fuentes policiales consultadas por Página/12 y El Día.

La historia de los Hells Angels está marcada por su origen en California en 1948 y su expansión global, con cientos de sedes en más de 50 países. En Argentina, el club tiene presencia desde 1999 y cuenta con varias filiales, entre ellas Buenos Aires, Mendoza, Luján y San Isidro. A lo largo de los años, la agrupación ha sido objeto de investigaciones internacionales por presuntos vínculos con tráfico de drogas, armas y extorsión, aunque sus representantes rechazan cualquier relación con el crimen organizado y destacan su participación en eventos públicos y benéficos.

El antecedente más violento en el país ocurrió en mayo de 2016, cuando un enfrentamiento armado entre los Hells Angels y la banda local Los Tehuelches en Luján dejó cuatro heridos y catorce detenidos. El episodio, que involucró más de 150 disparos, evidenció la rivalidad y la peligrosidad de estos grupos en el ambiente motoquero argentino.

Actualmente, la organización busca un predio para realizar su reunión anual, luego de que las negociaciones con el Sindicato de Obras Sanitarias de la Provincia de Buenos Aires no prosperaran. Mientras tanto, la presencia de los Hells Angels en las calles de La Plata, ataviados con sus característicos chalecos y tatuajes, mantiene en alerta a la comunidad y a las autoridades, quienes priorizan la prevención y el monitoreo constante.

La situación pone de relieve el desafío de gestionar la llegada de una agrupación internacional con antecedentes controvertidos, en un contexto de preocupación social y vigilancia reforzada. El desarrollo de los próximos días será clave para determinar el impacto y las consecuencias de este evento en la ciudad.