El hallazgo de los restos calcinados de María Claudia Sack, una jubilada de 65 años, en el patio de su casa en Pilar, Buenos Aires, ha conmocionado a la comunidad. Franco Rubén Giménez, de 30 años, pareja de la víctima, fue detenido como principal sospechoso del crimen.

El caso salió a la luz el 1° de mayo, cuando la sobrina de Sack, preocupada por no tener noticias de su tía, visitó su vivienda. Allí se encontró con Giménez, quien intentó justificar la ausencia de la mujer diciendo que había viajado a Córdoba. Sin embargo, las sospechas aumentaron cuando el celular de Sack sonó dentro de la casa. La sobrina alertó a la policía, que al inspeccionar la propiedad encontró una bolsa con huesos humanos calcinados en un tacho de basura.

Giménez fue detenido en la estación de trenes de San Martín mientras intentaba escapar. Según las autoridades, el acusado tiene antecedentes penales por violencia de género, resistencia a la autoridad y amenazas. Además, se investiga si el móvil del crimen fue económico, ya que podría haber intentado quedarse con la casa de la víctima.

La fiscal María José Basiglio, a cargo de la causa, imputó a Giménez por homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género, delitos que prevén una pena de prisión perpetua. El acusado se negó a declarar.

María Claudia Sack era viuda y vivía sola. Había conocido a Giménez en una plaza, donde él se presentó como dueño de una verdulería, aunque esta información resultó ser falsa. Según familiares, la víctima estaba idealizada con su pareja, quien la manipulaba emocionalmente.

El caso ha generado indignación en la comunidad y renovado el debate sobre la violencia de género en Argentina. La fiscalía continúa recolectando pruebas y espera los resultados forenses para confirmar oficialmente la identidad de los restos hallados. Mientras tanto, se investiga si Giménez contaba con apoyo para una posible fuga internacional, dado que tendría vínculos con personas en Paraguay.