El gobierno de Javier Milei atraviesa una semana decisiva tras sufrir su mayor derrota legislativa desde la asunción presidencial. El Senado sancionó leyes que aumentan las jubilaciones y amplían las transferencias automáticas a las provincias, además de rechazar uno de los vetos presidenciales, lo que dejó al oficialismo en minoría y evidenció la falta de coordinación interna. La reacción de Milei fue inmediata: denunció un "golpe institucional" y anunció que vetará todas las normas aprobadas, aunque decidió retrasar la publicación de los vetos para priorizar la negociación política con los gobernadores.

La sesión en la Cámara alta expuso fisuras en el gabinete, con diferencias entre la mesa política liderada por Karina Milei y los Menem, y el asesor presidencial Santiago Caputo, quien perdió peso en las decisiones tácticas. El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, se desmarcó públicamente al pedir no vetar ciertas modificaciones, lo que fue interpretado como un gesto personalista.

En este contexto, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, enfrenta un escenario volátil, con menos capital político para intermediar entre el Ejecutivo y las provincias. Los gobernadores, atrapados entre la presión fiscal y la falta de fondos, condicionan su apoyo a futuras iniciativas legislativas y exigen respeto a acuerdos previos. La tensión se profundizó tras las elecciones en Misiones, donde La Libertad Avanza logró un resultado competitivo, alterando el pacto tácito de no intervención electoral en las provincias.

En la Cámara de Diputados, los proyectos de los gobernadores para obtener mayores fondos están en pausa, a la espera de señales de la Casa Rosada. El receso invernal del Congreso podría postergar definiciones hasta agosto, lo que da tiempo al Ejecutivo para negociar y buscar apoyos. Mientras tanto, la oposición, especialmente el kirchnerismo, recupera centralidad tras la detención de Cristina Fernández y la judicialización de la estatización de YPF.

El éxito del gobierno en la baja de la inflación contrasta con el estancamiento de salarios y consumo, generando malestar social. Milei mantiene una postura intransigente, priorizando la disciplina fiscal sobre acuerdos políticos, mientras gobernadores y legisladores provinciales exigen mayor diálogo y respeto a compromisos. El mercado observa con cautela la sostenibilidad del modelo económico ante la volatilidad política, y la oposición endurece su postura, buscando capitalizar el desgaste oficialista. El desenlace de las negociaciones y la capacidad del gobierno para recomponer alianzas serán clave para evitar nuevos traspiés legislativos y sostener la gobernabilidad en un contexto de alta polarización.