San Fernando del Valle de Catamarca vive por estos días una de las mayores concentraciones religiosas del país, con la llegada de más de 216.000 peregrinos y cerca de 100.000 vehículos para participar en las tradicionales Fiestas Marianas en honor a la Virgen del Valle. El evento, que se desarrolla en el marco del Año Jubilar bajo el lema “Peregrinos de esperanza”, ha movilizado a fieles provenientes de provincias como Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja, Salta y Jujuy, quienes desafían las altas temperaturas y largas distancias para renovar sus promesas y agradecimientos.

El operativo de ingreso a la provincia, especialmente en puntos como el Puesto Caminero de Huacra, ha sido testigo de filas kilométricas de vehículos, reflejando la magnitud de la convocatoria. Las autoridades provinciales han reforzado los controles de seguridad y dispuesto alojamiento de emergencia para asistir a los miles de visitantes que continúan llegando. “La afluencia de peregrinos no cesa y obliga a mantener los operativos activos”, señalaron fuentes oficiales.

El cierre de las festividades está previsto para el 8 de diciembre, con una Solemne Procesión que partirá a las 18:00 desde la plaza El Maestro, reuniendo a más de 90 delegaciones de peregrinos. El recorrido abarcará las principales avenidas de la ciudad y culminará frente al Santuario Catedral, donde se realizará el acto de clausura. Durante la jornada, se celebrarán misas y actividades religiosas desde las primeras horas de la mañana, transmitidas en vivo por redes sociales para quienes no puedan asistir presencialmente.

La solidaridad también se hace presente en las rutas, donde familias y voluntarios ofrecen agua y alimentos a los caminantes. Historias como la de Julio Méndez, de 80 años, quien realiza su peregrinación número 38, ilustran el profundo sentido de fe y comunidad que caracteriza a la celebración. “No hay calor que detenga una promesa de más de tres décadas”, expresó Méndez, agradeciendo el apoyo recibido en el camino.

Las Fiestas Marianas consolidan a Catamarca como centro religioso y cultural del Noroeste Argentino, generando un impacto social y económico significativo. El evento no solo fortalece la identidad regional, sino que también promueve valores de solidaridad y esperanza entre los participantes. Las autoridades anticipan que la afluencia continuará en los próximos días, mientras la ciudad se prepara para recibir a miles de fieles en una celebración que trasciende fronteras y generaciones.