La histórica Escalera Imperial, ubicada en el Paseo Las Toscas de Mar del Plata, fue reinaugurada este sábado tras un proceso de restauración integral que se extendió por tres años. El acto oficial contó con la presencia del intendente Guillermo Montenegro, la directora de Restauración de Monumentos Históricos Costanza Addiechi, el bisnieto del paisajista Carlos Thays, concejales, autoridades municipales y representantes de la comunidad educativa.

La Escalera Imperial, diseñada en 1903 por el célebre paisajista francés Carlos Thays, es el último vestigio del antiguo Paseo General Paz, un corredor turístico costero emblemático de la "belle époque" marplatense. La restauración incluyó la reconstrucción de 90 metros de pasamanos, entre 275 y 300 balaustres, 24 copones y 15 farolas ornamentales, además de la restauración de un copón francés de 1909, pieza central de la escalera, traído por Thays y considerado de altísimo valor histórico para la ciudad.

El proyecto, coordinado por la Municipalidad de General Pueyrredon y articulado con el sector privado, se basó en una exhaustiva investigación histórica. Se consultaron documentos originales de Thays, conservados en el Archivo Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, y se contó con la colaboración de su bisnieto, quien aportó bocetos y apuntes de principios del siglo XX. “Es una joya que tenemos del patrimonio urbano”, expresó Addiechi, visiblemente emocionada por el trabajo realizado.

Durante la ceremonia, la comunidad educativa participó activamente a través del Programa Guardianes de Nuestra Historia, que promueve la preservación del patrimonio escultórico y urbano. Estudiantes colocaron placas conmemorativas de granito, inaugurando un plan de señalización de monumentos y sitios históricos en la ciudad.

La restauración de la Escalera Imperial no solo recupera un símbolo arquitectónico, sino que también refuerza la conciencia sobre la importancia del patrimonio urbano y la educación histórica. El evento fue celebrado por autoridades, descendientes de Thays y vecinos, quienes destacaron la articulación entre lo público y lo privado y la participación de las nuevas generaciones en la preservación cultural. La obra, declarada patrimonio histórico en 2016, representa un hito en la revalorización del legado marplatense y proyecta futuras acciones para la protección de otros monumentos locales.