El 27 de junio se celebra en Argentina el Día Nacional del Boludo, una efeméride que, aunque no cuenta con reconocimiento oficial, se ha instalado en la cultura popular desde 2009. La iniciativa nació como una campaña digital impulsada por creadores de contenido, influencers y una agencia de marketing, con el objetivo de resignificar el término “boludo” y rendir homenaje a quienes actúan con honestidad y cumplen las normas, en contraposición a la tradicional “viveza criolla”.

En la sociedad argentina, la palabra “boludo” ha tenido históricamente una connotación negativa, utilizada tanto como insulto como en tono amistoso entre personas de confianza. Sin embargo, la campaña buscó darle un giro positivo, destacando la valentía cívica de quienes siguen las reglas, aunque muchas veces sean objeto de burla o desprecio. Uno de los mensajes más virales de la campaña rezaba: “No espero que prescriban las multas. Las pago. Soy un boludo”, reflejando el espíritu de la fecha.

El movimiento, que se viralizó rápidamente en redes sociales, propuso herramientas ficticias como el “boludómetro” para medir actitudes cotidianas y fomentar la reflexión sobre la cultura del atajo. Aunque la fecha no es oficial, cada año se multiplican los mensajes y memes que celebran el valor de la honestidad y la autenticidad en la vida cotidiana.

El término “boludo” tiene raíces históricas que se remontan a las guerras de independencia, donde originalmente se asociaba a la valentía en combate. Con el tiempo, su significado se amplió y transformó, integrándose profundamente en el vocabulario y la identidad argentina. Referentes como el poeta Juan Gelman han destacado la importancia de la palabra en la forma de hablar y relacionarse de los argentinos.

En la actualidad, el Día Nacional del Boludo es una oportunidad para reírse de uno mismo, reflexionar sobre los valores sociales y reivindicar la importancia de actuar correctamente, incluso cuando no hay reconocimiento. La fecha invita a repensar la admiración por la “viveza criolla” y a valorar la honestidad cotidiana como un acto de valentía y compromiso social.