La cadena de hamburgueserías Deniro, reconocida por su innovadora propuesta de hamburguesas de entraña, fue declarada en quiebra por el Juzgado Nacional en lo Comercial N° 27, bajo la dirección de la jueza María Virginia Villarroel. La resolución, publicada en el Boletín Oficial, designó al síndico Juan Manuel Ausa para administrar el proceso de liquidación y verificación de créditos, otorgando a los acreedores plazo hasta el 2 de marzo de 2026 para presentar sus reclamos.

Deniro, fundada en 2007 en el barrio porteño de Belgrano por Nicolás Sánchez y Esteban Siderakis, experimentó un crecimiento meteórico durante la última década, llegando a operar más de 30 locales en todo el país. Su diferencial fue la hamburguesa de entraña, un producto que buscaba conectar con el paladar argentino y diferenciarse en un mercado saturado de propuestas tradicionales.

Sin embargo, el rápido ascenso de la marca estuvo acompañado de una serie de problemas financieros y legales. La empresa acumuló deudas millonarias, cheques rechazados por cifras que, según registros del Banco Central, alcanzaron los $5.000 millones, y una sucesión de denuncias por parte de franquiciados y proveedores. Las acusaciones incluían la venta de franquicias a precios elevados en dólares, promesas de alta rentabilidad que no se cumplieron y falta de soporte operativo. "Nos prometieron un modelo de negocio rentable, pero los costos y la falta de apoyo nos dejaron endeudados", relató uno de los franquiciados afectados.

La planta de producción centralizada en Mataderos, que elaboraba panes, medallones y salsas para toda la red, fue clausurada en al menos cinco ocasiones por la Agencia Gubernamental de Control y la Fiscalía N° 38, debido a irregularidades en su funcionamiento. A pesar de las sanciones, se denunció que la empresa continuó operando de manera irregular.

El fallo judicial prohíbe a la empresa recibir pagos y obliga a los propietarios a entregar todos los bienes al síndico para asegurar la posesión inmediata del patrimonio. Además, se han iniciado demandas laborales y comerciales por parte de ex empleados y proveedores, sumando presión al proceso de liquidación.

Actualmente, Deniro mantiene entre tres y ocho locales activos en la Ciudad de Buenos Aires, pero su futuro es incierto. El caso de Deniro refleja un patrón recurrente en el sector gastronómico argentino: crecimientos acelerados sostenidos en estructuras débiles, marketing ambicioso y una competencia cada vez más feroz. El desenlace de este proceso judicial será seguido de cerca por el sector y los consumidores, atentos al destino de una marca que supo revolucionar el mercado local.