El triple crimen de Florencio Varela ha sacudido a la provincia de Buenos Aires y puesto en alerta a las fuerzas de seguridad nacionales e internacionales. Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez fueron halladas asesinadas en una vivienda de la localidad, en un hecho que la Justicia vincula a una banda narco y a un ajuste de cuentas por el robo de droga.

El Ministerio de Seguridad de la Nación, junto al Juzgado de Garantías N° 4 de La Matanza, dispuso la captura nacional e internacional de David Gustavo Morales Huamani, alias “El Loco David”, y Manuel David Villaverde Rodríguez, ambos de nacionalidad peruana y considerados sospechosos clave en la causa. La Interpol y organismos judiciales internacionales ya han sido notificados para activar la búsqueda de los prófugos, ante la posibilidad de que hayan abandonado el país.

La investigación, liderada por el fiscal Carlos Arribas, cuenta con nueve detenidos, entre ellos “Pequeño J”, presunto líder narco, y otros implicados en el traslado y ocultamiento de los cuerpos. Testimonios de Celeste González Guerrero, quien vivía en la casa donde ocurrieron los hechos, y de Víctor Sotacuro, detenido en Bolivia, han sido fundamentales para reconstruir la secuencia del crimen y los roles de los involucrados. González Guerrero relató que su pareja, Miguel Villanueva Silva, fue el autor material y que el móvil habría sido un pago millonario por el asesinato de las jóvenes. Además, describió la extrema violencia con la que se cometieron los homicidios y el intento de ocultar los cuerpos bajo hormigón en el jardín de la vivienda.

Sotacuro, por su parte, declaró haber sido contratado como remisero por “El Loco David” la noche del crimen, y aportó detalles sobre los movimientos de los sospechosos. La policía bonaerense realizó allanamientos en la Villa 1-11-14 y otras zonas para dar con los prófugos, mientras se investiga la participación de al menos 15 personas en el hecho.

El caso se inscribe en el contexto de una disputa narco en el conurbano bonaerense, con antecedentes de violencia y tráfico de drogas. “Pequeño J”, hijo de un ex líder narco peruano, operaba en villas de Buenos Aires y su detención fue clave para avanzar en la causa. El triple crimen ha puesto en evidencia la violencia de género y la vulnerabilidad de jóvenes en entornos de criminalidad organizada, generando reclamos de justicia y mayor seguridad por parte de familiares y la comunidad.

Las autoridades destacan la complejidad de la investigación y la importancia de la cooperación internacional para capturar a los prófugos y esclarecer el caso. El avance de la causa podría tener implicaciones en la lucha contra el narcotráfico y la protección de víctimas de violencia de género en la región.