El doble femicidio de Myriam Velázquez y su hija Mariana Bustos ha sacudido a la ciudad de Bahía Blanca. Ambas mujeres fueron halladas calcinadas en su vivienda del barrio Thompson tras un incendio ocurrido la noche del 7 de octubre. Maximiliano Velázquez, primo de Myriam y tío de Mariana, permanece detenido como principal sospechoso, mientras la investigación avanza en medio de numerosas incógnitas.

Según los informes policiales y judiciales, los cuerpos de las víctimas fueron encontrados juntos en la habitación principal, uno de ellos semidesnudo y con signos de violencia, como un mechón de cabello arrancado. Las pericias de bomberos determinaron que el fuego fue iniciado con acelerantes, presuntamente combustible extraído de la moto de Mariana, la cual fue hallada dentro del living con el tanque manipulado y la tapa faltante. Además, se encontraron prendas con olor a combustible en el domicilio del acusado.

Testigos y cámaras de seguridad ubicaron a Maximiliano Velázquez llegando a la casa cerca de las 18:30, pero no existen registros que confirmen su salida en el horario que él declaró. El fiscal Jorge Viego señaló que el recorrido posterior del sospechoso no coincide con lo que muestran las cámaras, y que la defensa sobre sus lesiones y la manipulación de la moto fue desmentida por familiares y evidencia fílmica. Al momento de su detención, Velázquez presentaba rasguños recientes en el pecho, abdomen y rostro, que los médicos atribuyeron a uñas y datan del día del hecho.

La autopsia aún no ha determinado si las muertes ocurrieron antes o durante el incendio, lo que será clave para la calificación legal del caso. Por el momento, la jueza Claudia Olivera avaló la detención y la calificación provisoria de doble homicidio, aunque no descarta que pueda modificarse a femicidio según los resultados de los estudios complementarios.

El caso ha generado una fuerte reacción en la comunidad, con familiares y allegados convocando a una marcha de velas para exigir justicia. El fiscal mantiene abiertas varias hipótesis y destaca la complejidad de la investigación, dificultada por la destrucción de pruebas en el incendio y la falta de los teléfonos de las víctimas, que podrían aportar información relevante. La relación familiar entre el acusado y las víctimas añade un elemento de tensión y misterio a un caso que sigue sin resolverse completamente.