Más de 400 alumnos de diez colegios de La Plata quedaron sin su esperada fiesta de egresados tras la sorpresiva cancelación del evento por parte del salón Límite, ubicado en Berisso. Las familias habían reservado el lugar desde mayo, firmando contratos que incluían servicios de barra libre, seguridad y ambulancia para cerca de mil personas. El monto abonado por padres y madres ascendió a entre 10 y 12 millones de pesos, reunidos a lo largo de varios meses.

La suspensión se comunicó apenas dos días antes de la fecha pactada, cuando la dueña del salón alegó un desperfecto técnico que requería tres días de reparación. Sin embargo, al consultar con la Municipalidad, una de las madres afectadas descubrió que el local estaba clausurado desde mediados de año, lo que hacía imposible la realización del evento. "Cada vez que le pedimos que nos devuelva el dinero, deja de responder", relató Claudia, madre de una alumna damnificada.

La situación generó indignación y movilizó a decenas de familias, quienes se presentaron en la puerta del salón para reclamar la devolución del dinero. La dueña ofreció brevemente un lugar alternativo, pero la propuesta fue retirada y no se concretó ninguna solución. Ante la falta de respuestas, los padres intentaron realizar la denuncia en la comisaría de Berisso, donde fueron derivados a la fiscalía. Por el momento, no se han iniciado acciones judiciales, aunque los damnificados no descartan recurrir a la Justicia.

A pesar del golpe económico y emocional, los alumnos y sus familias decidieron no resignarse y organizaron festejos alternativos en espacios públicos y clubes barriales, con la colaboración de vecinos y comerciantes. "No íbamos a quedarnos sin fiesta. La armamos igual, como sea", expresó uno de los estudiantes afectados. El caso puso en evidencia la vulnerabilidad de los consumidores ante este tipo de situaciones y la importancia de contar con garantías legales en la contratación de servicios.

Mientras tanto, la comunidad educativa de La Plata sigue atenta al avance de las denuncias y a la posibilidad de recuperar el dinero invertido. El episodio dejó una huella de frustración, pero también de solidaridad y resiliencia entre los jóvenes y sus familias, que lograron celebrar el cierre de ciclo lectivo a pesar de la adversidad.