La inseguridad en Mar del Plata y el partido de General Pueyrredon se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, según los últimos informes oficiales. Aunque las estadísticas llegan con retraso, los datos del tercer trimestre de 2025 muestran un aumento significativo en los robos de autos y motos, así como un preocupante incremento en el uso de armas de fuego durante estos delitos.

De acuerdo con el informe del CeMAED, durante el período analizado se registraron 534 hechos vinculados al robo y hurto de automóviles, de los cuales el 53% correspondió a robos con violencia. "El delito automotor mostró un cambio significativo y preocupante", señala el informe, destacando que por primera vez los robos superaron a los hurtos, lo que implica una mayor exposición de las personas al delito y un giro en la modalidad delictiva.

Uno de los datos más alarmantes es la utilización de armas de fuego: en 168 de los robos de automóviles se denunció la presencia de armas, lo que representa casi uno de cada tres hechos. Esta tendencia eleva el nivel de riesgo para las víctimas y agrava la figura penal de los delitos. La mayoría de estos robos y hurtos ocurrieron en la vía pública, especialmente en horarios nocturnos o de baja circulación, y la jurisdicción con más hechos fue la de la comisaría cuarta.

En cuanto a los modelos de autos más afectados, el Chevrolet Corsa, Volkswagen Gol, Fiat Palio y Peugeot 208 encabezan la lista, siendo vehículos de uso masivo y fácil reducción en el mercado informal. Por otro lado, los robos de motos, aunque disminuyeron levemente respecto al año anterior, siguen siendo elevados, con 653 casos reportados en el trimestre. Las motos sustraídas suelen ser de baja y media cilindrada y, en muchos casos, son utilizadas posteriormente para cometer otros delitos.

El fenómeno de los "motochorros" continúa vigente, aunque las estadísticas oficiales no lo discriminan específicamente. La modalidad de motos bitripuladas permite a los delincuentes actuar con rapidez y evadir la identificación, lo que dificulta la labor policial.

Los robos a viviendas, tanto en modalidad de escruche como en entraderas, también mantienen niveles preocupantes, reforzando la percepción de inseguridad entre los vecinos. A pesar de que el número absoluto de estos hechos no marca récords históricos, el impacto social es considerable.

La demora en la publicación de las cifras oficiales complica el análisis actualizado y la implementación de políticas de prevención. Mientras tanto, la sensación de vulnerabilidad crece en la comunidad, y el debate sobre la seguridad urbana sigue abierto, con autoridades y especialistas buscando respuestas ante una problemática cada vez más compleja.