El Gobierno nacional enfrenta una creciente presión de sus propios aliados y de los gobernadores provinciales, en un contexto de tensiones políticas y económicas que amenazan la estabilidad hasta las elecciones legislativas de octubre. En las últimas semanas, señales de descomposición en el esquema de alianzas oficialistas se hicieron evidentes, especialmente tras la aprobación en la Cámara de Diputados de un aumento a las jubilaciones y un bono, impulsado con votos de sectores que previamente respaldaban al presidente Javier Milei.

La sesión del 4 de junio en Diputados marcó un punto de inflexión: 142 votos a favor, incluyendo legisladores de Tucumán, Salta y Catamarca, así como miembros de la UCR y del PRO, permitieron la sanción de la medida. Esta ruptura en el bloque de apoyo generó alarma en la Casa Rosada, que ahora percibe un escenario más incierto para los próximos meses. El gobernador tucumano Osvaldo Jaldo, antes aliado, advirtió que "Milei no puede gobernar solo" y alertó sobre el posible "costo social" de la falta de diálogo.

En paralelo, 23 gobernadores y el jefe de Gobierno porteño se reunieron en el Consejo Federal de Inversiones para exigir una mayor distribución de fondos y la coparticipación del impuesto a los combustibles. Los mandatarios provinciales, preocupados por la caída del 4,2% en las transferencias automáticas para 2025, amenazaron con impulsar un proyecto de ley si no obtienen respuestas satisfactorias.

El Gobierno, consciente del riesgo de inestabilidad política y económica, trabaja en un "pacto de gobernabilidad" que incluya a gobernadores y legisladores, con el objetivo de blindar el veto presidencial al aumento de jubilaciones y evitar sobresaltos antes de octubre. Sin embargo, las tensiones internas entre los armadores políticos del oficialismo y la falta de incentivos para los aliados dificultan la concreción de acuerdos.

En este contexto, el mercado financiero observa con incertidumbre la situación, mientras organismos internacionales como el FMI y el Tesoro de Estados Unidos monitorean de cerca el rumbo económico y político del país. La oposición, por su parte, también enfrenta divisiones internas, lo que contribuye a un escenario electoral impredecible y de alta volatilidad política.