Un insólito episodio conmocionó a la localidad de Villa Carmela, en Tucumán, cuando un joven de 22 años irrumpió en su propio velorio, dejando al descubierto un grave error en la identificación de un cuerpo. El hecho ocurrió tras un accidente vial en la ruta que conecta Alderetes con Villa Carmela, donde un hombre fue atropellado por un camión en la madrugada del jueves.

Según informaron fuentes policiales, la madre del joven se presentó espontáneamente en la comisaría de Alderetes y reconoció el cuerpo hallado por la vestimenta y rasgos físicos, lo que llevó a la entrega del cadáver para su velatorio. Sin embargo, durante la ceremonia fúnebre, el joven apareció sano y salvo, exclamando: “¡Estoy vivo!”, lo que provocó gritos, llantos y una gran confusión entre los presentes.

El fiscal Carlos Sale dispuso que el joven declarara, quien explicó que al momento del accidente se encontraba en Alderetes, a 23 kilómetros de su casa, consumiendo drogas y sin conocimiento de que su familia lo había dado por muerto. Tras el escándalo, la policía retiró el cuerpo equivocado y lo devolvió a la morgue judicial, mientras se iniciaba la búsqueda de la verdadera identidad del fallecido.

En los días siguientes, las autoridades lograron ubicar a la familia del verdadero fallecido, quien había sido velado por error. El caso, caratulado como homicidio culposo, expuso fallas en los procedimientos de reconocimiento y verificación de identidad, ya que el cuerpo fue identificado únicamente por medios visuales y sin documentación.

El episodio generó debate sobre la necesidad de mejorar los controles en la identificación de cuerpos y recordó a la clásica película argentina "Esperando la carroza" por su carácter insólito y familiar. Las autoridades policiales defendieron su accionar, aunque admitieron el error involuntario, mientras que vecinos y familiares manifestaron su conmoción ante lo sucedido. El caso sigue bajo investigación y plantea interrogantes sobre los protocolos vigentes en situaciones similares.