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30 de octubre de 2025
Politica
Resistencia

Sin su “puño rojo” y con otro nombre, así está el barrio Emerenciano a dos años de la detención del piquetero

- El barrio Emerenciano en Resistencia cambió de nombre y perdió símbolos tras la detención de su líder. - Vecinos lamentan el deterioro y defienden la inocencia de Sena. - El proyecto social está fragmentado y la comunidad enfrenta abandono. 🏘️

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El barrio Emerenciano, ubicado en Resistencia, Chaco, atraviesa una etapa de cambios profundos tras la detención de su líder piquetero, Emerenciano Sena, hace más de dos años. La emblemática escultura del puño rojo, símbolo del movimiento, fue retirada durante un operativo policial, y el barrio fue rebautizado oficialmente como "Papa Francisco" por ordenanza municipal. Sin embargo, los vecinos continúan refiriéndose al lugar por su nombre original, evidenciando la persistencia de la identidad comunitaria.

La caída del liderazgo de Sena y Marcela Acuña, ambos detenidos y acusados de ser partícipes en el femicidio de Cecilia Strzyzowski, dejó al movimiento acéfalo y al barrio en un estado de deterioro. "Cuando estaba Emerenciano el barrio se mantenía limpio. Mirá lo que es ahora: una mugre. Nadie se hace cargo", lamenta un vecino. La falta de integración al ejido municipal agrava la situación, con problemas de luminaria, mantenimiento y servicios básicos que ahora deben ser gestionados por los propios habitantes.

La Fundación Saúl Acuña y la Escuela Pública de Gestión Popular N° 2, pilares del proyecto social, fueron intervenidas tras la detención de sus autoridades. La escuela continúa funcionando bajo control estatal, pero la pérdida de empleo y recursos es evidente. En 2023, la Fundación recibió 141 millones de pesos en transferencias estatales para planes de vivienda y educación, pero el flujo de fondos se interrumpió tras el operativo policial.

El cambio de nombre del barrio y la remoción de símbolos históricos, como el puño rojo y los carteles de calles con nombres de militantes, generaron resignación y críticas entre los vecinos. "Lo que necesitamos es trabajo. Cuando él estaba, había trabajo", afirma Claudio López, uno de los primeros habitantes. La estigmatización social también afecta a los residentes, quienes reportan dificultades para conseguir empleo debido a la dirección en sus documentos.

A pesar de todo, la defensa de Sena y Acuña persiste entre los vecinos. "Emerenciano es una persona intachable. Sabemos que él es inocente", repiten. Las mujeres recuerdan a Acuña como estricta pero solidaria, mientras que sobre Sena predomina el respeto y la gratitud. El proyecto comunitario, que alguna vez prometió educación, trabajo y viviendas dignas, parece haber quedado destruido, pero la identidad del barrio permanece intacta en la memoria de sus habitantes.

El futuro del barrio Emerenciano es incierto. La intervención estatal y la ausencia de sus líderes han dejado una comunidad fragmentada, marcada por la nostalgia y la esperanza de recuperar el sentido de pertenencia y dignidad que alguna vez caracterizó al lugar.