La fábrica de galletitas Tía Maruca, operada por Dilexis en Albardón, San Juan, enfrenta una nueva etapa de incertidumbre tras la decisión de detener la producción durante una semana y otorgar vacaciones obligatorias a la mayoría de sus 300 empleados. La medida, comunicada por el área de Recursos Humanos, fue presentada oficialmente como una parada técnica para realizar tareas de mantenimiento y mejoras en la planta, aunque los trabajadores y gremios interpretan la acción como una respuesta a la delicada situación financiera que atraviesa la empresa.

En declaraciones a la prensa, representantes de Dilexis aseguraron que la parada fue planificada y que no está vinculada a la caída del consumo, sino a la necesidad de optimizar la productividad. "Se paró esta semana la producción para hacer trabajos de montajes y mantenimiento, con el objetivo de hacer más productiva a la planta. Para esto, nos aseguramos de contar con stock suficiente y además se aprovechó para dar la semana como vacaciones al personal", explicaron desde la compañía. Sin embargo, la Subsecretaría de Trabajo de San Juan confirmó la existencia de irregularidades en el pago de salarios y sueldos complementarios, aunque hasta el momento no ha recibido una denuncia formal por parte del sindicato.

El CEO de Dilexis, Pablo Tamburo, reconoció atrasos en los pagos, pero los atribuyó a unos pocos días y negó la existencia de deudas acumuladas. "Nos hemos atrasado, sí, pero hablamos de unos pocos días, no de meses. Y siempre lo comunicamos a los trabajadores. No debemos nada", afirmó. Por su parte, la empresa insiste en que no hay riesgos de cierre ni despidos masivos, aunque admite que la situación comercial obliga a revisar gastos y replantear turnos de trabajo.

La crisis actual se suma a antecedentes recientes: en mayo de este año, la planta ya había enfrentado tensiones por incumplimientos salariales, y en 2022 estuvo al borde de la quiebra, situación que se logró revertir gracias a un acuerdo de refinanciación y el ingreso de Argensun Foods como socio mayoritario en 2024. A pesar de estos esfuerzos, la caída de ventas y el contexto económico nacional continúan afectando la estabilidad de la fábrica y de su red de proveedores.

Sindicatos y empleados mantienen la preocupación por el futuro laboral, mientras la Subsecretaría de Trabajo sigue de cerca las negociaciones y conciliaciones entre las partes. La empresa, por su parte, sostiene que la planta "está viva y creciendo" y llama a inversores para fortalecer la producción y superar los desafíos actuales. La comunidad de Albardón permanece atenta ante posibles repercusiones en el empleo y la economía regional, en un contexto de recesión que golpea a toda la industria alimenticia argentina.