El Grupo IRSA concretó la compra del histórico edificio donde funcionó el ex Hospital Israelita, ubicado sobre la Avenida Gaona, entre Nazca y Terrada, en el barrio de Flores, Ciudad de Buenos Aires. La operación, realizada en el marco de un proceso judicial, alcanzó los US$6,8 millones y fue comunicada oficialmente a la Comisión Nacional de Valores. El inmueble, que ocupa un terreno de 8.856 metros cuadrados y cuenta con una superficie construida de aproximadamente 17.000 metros cuadrados, permanecía cerrado desde la quiebra de la Sociedad de Beneficencia Ezrah en 2004.

Fundado en 1916 por la colectividad judía, el Hospital Israelita fue un referente médico y cultural en la ciudad, con un cuerpo médico de gran nivel y especialización en dermatología. Por sus pasillos transitaron personalidades como Albert Einstein, Jonas Salk, Albert Sabin, Juan Domingo Perón y Diego Maradona. El hospital vivió su época de esplendor en las décadas de 1940 y 1950, llegando a emplear a 1300 personas. Sin embargo, la crisis financiera de los años 90, sumada a problemas de administración y atrasos en pagos de obras sociales, precipitaron su cierre definitivo.

Tras la quiebra, el edificio quedó en manos de una cooperativa de trabajadores, que mantuvo algunos consultorios externos en funcionamiento. En 2017, la Legislatura porteña desafectó el predio, permitiendo su venta y abriendo la puerta a nuevos usos. IRSA, principal desarrolladora inmobiliaria del país, planea recuperar y poner en valor el inmueble, aunque aún no ha definido si su destino será comercial o residencial. Voceros de la empresa señalaron que se analiza preservar elementos patrimoniales y adaptar el proyecto a la demanda de la zona y al Código Urbanístico vigente.

La adquisición del ex Hospital Israelita se suma a la estrategia de IRSA de revitalizar activos urbanos en Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, como la reciente compra del centro comercial Al Oeste Shopping en Haedo. El grupo, controlado por la familia Elsztain, es propietario de los principales shoppings del país y mantiene inversiones en sectores como la agroindustria y la minería. La comunidad local y ex empleados observan con expectativa la recuperación del edificio, aunque lamentan la pérdida de su función médica. El futuro del inmueble dependerá de las decisiones que tome IRSA en los próximos meses, en un contexto de transformación urbana y preservación patrimonial.