El 28 de noviembre, la ciudad de Corrientes vivió una jornada marcada por condiciones climáticas adversas y un corte masivo de energía eléctrica que afectó a gran parte de la población. El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta amarilla por tormentas fuertes, advirtiendo sobre lluvias intensas, actividad eléctrica frecuente, ráfagas de viento que podrían superar los 80 km/h y la posible caída de granizo. Se estimó que la precipitación acumulada oscilaría entre 30 y 65 milímetros, con la posibilidad de superar estos valores en algunos sectores.

En paralelo, la Dirección Provincial de Energía de Corrientes (DPEC) informó sobre un apagón que dejó sin suministro eléctrico a numerosos barrios de la ciudad. Según explicó Alfredo Aun, interventor de la DPEC, la interrupción se debió a la salida de servicio de la Línea de Alta Tensión Resistencia–Corrientes, lo que impactó directamente en las estaciones transformadoras Corrientes Centro y Sarmiento. "La estación transformadora que está sobre costanera está alimentada por un cable que viene desde Resistencia. Hubo un inconveniente en la transportista que administra la energía hacia esa estación", detalló Aun.

El funcionario aclaró que, aunque aún no se conoce la causa oficial de la falla, la tormenta no debería haber afectado el cable subterráneo que cruza el puente. Sin embargo, sí se registraron cortes puntuales en algunos barrios costeros debido a las condiciones meteorológicas. Para restablecer el servicio, la DPEC implementó un esquema alternativo utilizando una línea proveniente de Paso de la Patria, logrando normalizar el suministro en la mayor parte de la ciudad, aunque el cable principal seguía fuera de servicio al cierre de esta edición.

El pronóstico extendido para Corrientes anticipa la continuidad de lluvias y clima inestable hasta el 1 de diciembre, con temperaturas que oscilarán entre los 22°C y 36°C. Las autoridades recomiendan a la población mantenerse informada y tomar precauciones ante posibles nuevos eventos climáticos y cortes de energía. La situación pone de relieve la vulnerabilidad de la infraestructura eléctrica local frente a fenómenos meteorológicos severos, un desafío recurrente en la región durante la temporada de tormentas.