La industria de la indumentaria argentina atraviesa un momento crítico tras registrar una caída interanual del 7,7% en las ventas durante el tercer bimestre de 2025, según datos de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI). Este retroceso, que revierte seis meses de leve recuperación, se produce en un contexto de récord histórico en compras de ropa en el exterior, que alcanzaron los USD 1.572 millones entre enero y mayo, un 136% más que en el mismo período del año anterior.

El informe de la CIAI revela que el 56% de las empresas del sector reportó una baja en sus ventas, mientras que solo el 32% logró incrementarlas. La acumulación de stocks excesivos afecta al 35% de las firmas, y el 77% identifica la baja demanda interna como el principal obstáculo para la operatoria. Además, el 58% de las empresas no pudo trasladar los aumentos de costos salariales a los precios de venta, lo que agrava la situación financiera del sector.

La apertura de importaciones, la flexibilización del régimen de compras "puerta a puerta" y la reducción de aranceles han impulsado el ingreso de productos importados, presionando aún más a la industria local. En provincias como La Rioja, donde la industria textil es un pilar económico, la utilización de la capacidad instalada apenas alcanza el 42,6%, reflejando el impacto de la crisis en la producción y el empleo.

El ajuste laboral es otra consecuencia directa: el 24% de las empresas redujo personal por retiros o renuncias no reemplazadas y el 18% realizó despidos. Solo el 14,5% de las compañías espera una mejora en las ventas para el próximo trimestre, mientras que el 60% prevé que la situación se mantenga igual y el 25,8% anticipa un empeoramiento.

Empresarios y referentes sectoriales, como Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer, advierten sobre el impacto social de la crisis y la necesidad de políticas que equilibren la competencia y reduzcan la carga impositiva. "La caída del poder adquisitivo y la avalancha de importados descomponen el tejido productivo", afirmó Galfione, quien también destacó la importancia de un diálogo multisectorial para encontrar soluciones.

El panorama para la industria textil e indumentaria argentina se presenta desafiante, con riesgos para el empleo y la producción nacional, en un contexto de apertura comercial y dificultades estructurales que requieren respuestas urgentes.