Un brutal caso de parricidio sacudió a la ciudad de Resistencia, Chaco, tras el hallazgo del cuerpo de Rogelio Gauna, un carpintero jubilado de 65 años, oculto en el freezer de su propia vivienda durante casi una semana. El principal sospechoso es su hijo, Marcos Gauna, de 27 años, quien confesó el crimen luego de ser confrontado por la policía.

El hecho salió a la luz cuando Fernando Gauna, hijo mayor de la víctima, denunció la desaparición de su padre tras varios días sin poder comunicarse con él. Al ingresar a la casa ubicada en el barrio Vélez Sarsfield, los efectivos policiales se encontraron con una escena macabra: el cuerpo de Rogelio estaba escondido en un freezer en desuso, emanando un fuerte olor.

Según fuentes judiciales, Marcos sufría de adicción y solía pedirle dinero a su padre, además de vender objetos del hogar para sostener su consumo. La última vez que se tuvo noticias de Rogelio fue el día en que cobró su jubilación. La investigación apunta a que la discusión entre padre e hijo se originó por la negativa de Rogelio a darle dinero para comprar drogas, lo que derivó en el asesinato por estrangulamiento manual, según los primeros resultados de la autopsia.

Durante el operativo, participaron el Gabinete Científico, Bomberos, el Departamento de Cibercrimen y el Móvil Tanatológico, que trasladó el cuerpo al Instituto Médico Forense. La fiscal Candela Valdez ordenó la detención de Marcos Gauna por homicidio y dispuso pericias para esclarecer las circunstancias exactas del crimen. La novia del acusado también fue demorada, aunque no existen sospechas firmes en su contra.

Fernando Gauna relató que su hermano ya había mostrado actitudes violentas en el pasado y que la adicción lo llevó a perder su familia y a protagonizar episodios de agresividad. "Él pidió ayuda, se lo ayudó, salió bien. A poco tiempo volvió a caer, pero ya era por cosa de él. No tenía voluntad propia para salir de eso", lamentó.

Vecinos del barrio describieron a Rogelio como una persona servicial y querida, que realizaba trabajos tanto en el barrio como en el campo. El caso continúa bajo investigación, mientras la comunidad local permanece conmocionada por el hecho y se profundiza el debate sobre el impacto de las adicciones y la violencia intrafamiliar.