En la noche del jueves 1 de mayo, la ciudad de Rosario fue escenario de dos balaceras en la zona sudoeste, específicamente en Campbell al 4100 y en Cagancha al 3500. Ambos incidentes ocurrieron con media hora de diferencia y dejaron como saldo dos detenidos, aunque no se reportaron heridos.

El primer ataque tuvo lugar alrededor de las 21:00 en Campbell al 4100. Según informaron fuentes policiales, dos individuos a bordo de una motocicleta abrieron fuego contra una vivienda, dejando 20 impactos de bala en su fachada. En el lugar, los agentes encontraron 13 vainas servidas calibre 9 mm y dos plomos. Durante el operativo, la policía inició una persecución contra los sospechosos, quienes intentaron escapar en moto. La persecución culminó en Fraga y Amenábar, donde los dos hombres fueron aprehendidos. Además, los sospechosos descartaron un arma de fuego durante la huida, la cual fue recuperada por los agentes.

El segundo ataque ocurrió a las 21:30 en Cagancha al 3500. En este caso, los agresores también se movilizaban en moto y efectuaron entre 7 y 8 disparos contra otra vivienda. En el lugar se encontraron dos vainas servidas y se detectaron dos impactos de bala en la planta alta del inmueble. Testigos indicaron que los atacantes huyeron hacia la calle Avellaneda, pero no se logró dar con ellos.

Ambos procedimientos fueron trasladados a la Comisaría 32ª, donde se llevan a cabo las investigaciones correspondientes. Las autoridades trabajan para determinar si existe una conexión entre los dos ataques y los detenidos.

Estos hechos se producen en un contexto de creciente violencia armada en Rosario, donde los ataques a balazos se han vuelto frecuentes. Vecinos de la zona expresaron su preocupación por la inseguridad y pidieron mayor presencia policial. Por su parte, las autoridades locales destacaron la rápida acción policial que permitió las detenciones, aunque reconocieron la necesidad de implementar medidas más efectivas para prevenir este tipo de incidentes.

La violencia armada en Rosario ha sido vinculada por analistas a disputas territoriales y actividades delictivas organizadas, lo que plantea un desafío significativo para las fuerzas de seguridad y las políticas públicas en la región.