El ministro de Economía, Luis Caputo, atraviesa su momento más delicado desde que asumió el cargo en el gobierno de Javier Milei. La reciente derrota parlamentaria del oficialismo, sumada a la calificación negativa del MSCI y las críticas de entidades financieras internacionales como JP Morgan, han incrementado la presión sobre el Palacio de Hacienda y generado inquietud en el sector privado.

En los últimos días, Caputo suspendió reuniones clave con empresarios de la construcción, el petróleo y el sector exportador, mientras intentaba, sin éxito, influir en los gobernadores para frenar medidas opositoras. La estrategia incluyó una conversación telefónica con el periodista Alejandro Fantino, que fue interpretada como un intento de presión pública y generó malestar entre empresarios y funcionarios.

El impacto en los mercados no se hizo esperar: el índice Merval cayó un 3% en dos jornadas, las acciones argentinas en Wall Street perdieron hasta un 6%, y el Riesgo País saltó a 700 puntos básicos. Para contener la volatilidad cambiaria, Caputo intervino en el mercado de futuros, gastando 2.220 millones de dólares en un solo día, mientras el dólar oficial se mantuvo estable y el dólar blue superó los 1.300 pesos.

En paralelo, el sector privado muestra signos de deterioro. Carrefour anunció su intención de vender sus activos y salir del país, sumándose a una lista de empresas afectadas por la recesión y la incertidumbre económica. Otras compañías, como Alpargatas y Lumilagro, redujeron producción o aumentaron importaciones, reflejando la caída del consumo y la falta de confianza en el rumbo económico.

El caso YPF, aún sin resolución, representa otro frente de preocupación para Caputo, quien advierte sobre el impacto potencial de un pago millonario al fondo Burford. Las negociaciones entre el gobierno y el fondo no han logrado avances significativos, lo que añade incertidumbre al panorama financiero.

Desde 2013, Argentina ha perdido cerca del 9% de sus empresas con empleados formales. Aunque entre 2022 y 2024 se crearon 17.000 nuevas firmas, la recesión de 2024 provocó el cierre de 15.000, evidenciando la fragilidad del tejido productivo. Empresarios y analistas coinciden en que la falta de apoyo legislativo y la volatilidad política complican la implementación del plan económico oficialista, mientras crecen las dudas sobre la capacidad del gobierno para revertir la tendencia negativa.