En el marco del recambio legislativo en la provincia de Buenos Aires, el diputado libertario Guillermo Castello protagonizó un episodio que rápidamente se viralizó en redes sociales. Antes de entregar su despacho en la Legislatura bonaerense a la flamante diputada Mayra Mendoza, Castello decidió pintarlo completamente de color violeta, en lo que describió como una "picardía" política. El gesto fue difundido por el propio legislador en su cuenta de X, donde escribió: "Las autoridades de la Cámara me informaron que mi despacho iba a ser entregado a la flamante diputada Mayra Mendoza y me pidieron que lo deje en buenas condiciones. Aprovechamos el finde largo para darle una manito de pintura. Quedó bien, no?".

Sin embargo, la provocación tuvo un giro inesperado. Usuarios de redes sociales le recordaron a Castello que el color violeta es precisamente el distintivo institucional de la gestión municipal de Quilmes, liderada por Mendoza desde 2019. "Dice Mayra que muchas gracias, desde el 2019 lo usa en el municipio de Quilmes", expresó un usuario, a lo que Castello respondió con ironía: "Viste que soy un buen vecino".

El episodio generó un intenso debate entre seguidores oficialistas y opositores, quienes señalaron el error del diputado libertario y cuestionaron la intención detrás de la acción. Mientras algunos lo interpretaron como una provocación fallida, otros lo vieron como una muestra de las tensiones políticas que atraviesan el recambio legislativo bonaerense.

Mayra Mendoza, referente de La Cámpora y hasta ahora intendenta de Quilmes, asumirá su banca en la Legislatura provincial tras pedir licencia en el municipio. El gesto de Castello, lejos de incomodar a la nueva diputada, fue recibido con ironía por parte de sus seguidores, quienes destacaron la coincidencia cromática. El episodio refleja el clima de polarización y las formas de la política actual, donde las redes sociales amplifican tanto las acciones como las reacciones de los protagonistas.

El recambio legislativo bonaerense se da en un contexto de alta tensión política, con actores de diferentes espacios buscando marcar posiciones y diferenciarse. El caso del despacho pintado de violeta se suma a una serie de episodios que muestran cómo la disputa simbólica también forma parte del escenario político argentino.