Una formación del tren Sarmiento descarriló el martes por la tarde cerca de la estación Liniers, en Buenos Aires, provocando 20 heridos y una interrupción significativa del servicio ferroviario. El accidente ocurrió a las 15:50, cuando al menos tres vagones se salieron de las vías en un cambio recientemente instalado, según informaron fuentes sindicales y Trenes Argentinos. Diez de los heridos fueron trasladados a hospitales, mientras que el resto recibió atención en el lugar, incluyendo al menos dos menores de edad. El Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME), Bomberos y Defensa Civil participaron en el operativo de evacuación, que se desarrolló sin víctimas fatales.

Las imágenes del descarrilamiento, captadas por cámaras de seguridad, muestran el momento en que el anteúltimo vagón se desprende y circula a la rastra por unos 300 metros, generando humo y pánico entre los pasajeros. "Se movió todo, había tierra adentro. El golpe fue en el último vagón. Fueron dos minutos. Después rompí la traba de la puerta e hice fuerza para salir. La gente venía corriendo desde atrás, de donde había pasado la colisión", relató uno de los pasajeros afectados.

El servicio del tren Sarmiento estuvo interrumpido durante casi cinco horas y se reanudó con demoras y cancelaciones, inicialmente sin detenerse en la estación Liniers. La Justicia, a cargo del juez Julián Ercolini, abrió una causa por "interrupción a los medios de transporte" y ordenó exámenes toxicológicos al motorman y señaleros, cuyos resultados fueron negativos. Las causas del accidente permanecen bajo investigación, aunque el gremio ferroviario sostiene que se trató de una falla técnica y no humana, atribuyendo el hecho al nuevo sistema de cambio de vías instalado una semana antes.

El accidente generó disturbios en la estación Once, donde pasajeros afectados por las demoras causaron daños en carteles y pantallas informativas. El contexto del incidente está marcado por advertencias de especialistas sobre la falta de inversión y mantenimiento en el sistema ferroviario, así como por el reciente debate sobre la privatización de los trenes y la ratificación judicial de condenas por la tragedia de Once en 2012. "La situación es realmente compleja si analizas los estándares normales de seguridad. Siempre se hace lo mínimo como para que los trenes sigan andando, pero el deterioro por no hacer los mantenimientos generales sigue a fondo", señaló un especialista consultado.

Las autoridades continúan con los peritajes técnicos para determinar las causas exactas del descarrilamiento, mientras el servicio se normaliza progresivamente y se mantiene la atención sobre la seguridad ferroviaria en el país.