El empleo registrado en el sector privado argentino profundizó su caída en septiembre de 2025, consolidando una tendencia negativa que ya suma cuatro meses consecutivos de retroceso. Según datos oficiales y relevamientos privados, en el último cuatrimestre se perdieron cerca de 49.000 puestos de trabajo formales, mientras que la cantidad total de empleos registrados cayó entre 240.000 y 280.000 desde noviembre de 2023, coincidiendo con el inicio de la gestión de Javier Milei.

El informe de la Secretaría de Trabajo, basado en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), señala que en septiembre el empleo asalariado registrado cayó 0,1%, lo que equivale a una pérdida de entre 10.600 y 11.200 puestos. La contracción se explica principalmente por el retroceso en la industria manufacturera y la construcción, sectores que concentran el 70% de la caída mensual y que históricamente han sido grandes generadores de empleo. El uso de la capacidad instalada industrial descendió al 61%, el nivel más bajo desde 2002, y la crisis se refleja en el cierre de más de 19.000 empresas en menos de dos años.

En contraste, el régimen de monotributo mostró un crecimiento, con más de 7.500 nuevos registros en septiembre y un aumento interanual del 6,2%. Sin embargo, analistas advierten que este fenómeno responde más a estrategias de supervivencia ante la falta de empleo en relación de dependencia que a una verdadera creación de empleo genuino. El trabajo independiente, en su conjunto, cayó 11,9% interanual, con una fuerte baja en los monotributistas sociales y autónomos.

El impacto de la crisis laboral es federal: diecisiete de las veinticuatro provincias argentinas registraron bajas en el empleo formal privado en septiembre, con las mayores caídas en Tierra del Fuego, Misiones, Corrientes y Mendoza. Solo siete provincias, encabezadas por Chubut y Catamarca, mostraron leves incrementos.

El debate por la reforma laboral impulsada por el Gobierno suma tensión al escenario. Mientras el oficialismo sostiene que los cambios propuestos facilitarán la creación de empleo formal y reducirán costos laborales, sindicatos y sectores de la oposición advierten sobre el riesgo de mayor precarización y facilidades para despidos. "La visión más optimista considera que los cambios ofrecen flexibilidad para incentivar el empleo en blanco. La más pesimista advierte que podrían facilitar despidos", señala un informe de la consultora LCG.

Empresarios industriales, reunidos en la Unión Industrial Argentina, manifestaron su preocupación por la crisis instalada, la caída del consumo y la dificultad para cubrir salarios e impuestos. El panorama, según coinciden analistas y actores del sector, muestra que la recuperación económica aún no se traduce en mejoras en el mercado laboral, y que el empleo formal sigue siendo el principal punto débil del modelo económico actual.