El gobierno de Javier Milei atraviesa una de sus mayores crisis políticas tras la difusión de audios que vinculan a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del mandatario, con presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). El caso, conocido como “Coimagate”, estalló a pocos días de las elecciones bonaerenses y generó un fuerte repudio social, especialmente en redes sociales, donde el 85% de las menciones sobre el gabinete presidencial fueron negativas.

La filtración de los audios de Diego Spagnuolo, ex titular de la ANDIS, puso en el centro de la polémica a Karina Milei, quien acumuló 1,4 millones de menciones digitales y se convirtió en el principal rostro del escándalo. El episodio no solo afectó la imagen de la funcionaria, sino que también impactó en la percepción pública del gobierno, trasladando la crítica hacia el propio presidente.

Durante 48 horas, el gobierno optó por el silencio, lo que incrementó la desconfianza y alimentó la narrativa de crisis. Posteriormente, la estrategia oficial buscó desviar la atención hacia factores externos, pero la conversación pública se mantuvo centrada en la demanda de transparencia y justicia. El caso de las coimas en la ANDIS se sumó a otros episodios recientes, como el caso $LIBRA, reforzando la percepción de debilidad institucional y falta de control sobre la corrupción.

En este contexto, la campaña electoral en la provincia de Buenos Aires se vio alterada. Encuestas recientes muestran una paridad o leve ventaja del peronismo, mientras que analistas advierten que el escándalo podría afectar la performance de La Libertad Avanza. El oficialismo, por su parte, intenta minimizar el impacto y mantener el foco en la economía, aunque la agenda pública se encuentra dominada por las denuncias de corrupción.

El desenlace de la crisis y su impacto en las urnas bonaerenses será clave para el futuro político del gobierno de Milei, que enfrenta crecientes demandas de transparencia y una opinión pública cada vez más crítica.