Javier Milei y La Libertad Avanza atraviesan una etapa de reorganización política tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires y el rechazo parlamentario a los vetos presidenciales. En respuesta a la crisis interna, el Presidente convocó a dos reuniones en la Quinta de Olivos, donde reunió a candidatos, funcionarios y asesores para definir los lineamientos de la campaña nacional rumbo a las legislativas de octubre.

Durante los encuentros, Milei se mostró decidido a retomar el control de la estrategia política, apelando a metáforas bíblicas y nuevos eslóganes para motivar a su equipo. La designación de Pilar Ramírez, una dirigente cercana a Karina Milei, como coordinadora nacional de campaña, marcó un cambio en la estructura interna, desplazando parcialmente a Eduardo "Lule" Menem, quien mantendrá un rol clave en la fiscalización electoral. Esta decisión fue interpretada como un intento de recomponer las relaciones entre los distintos sectores del oficialismo, aunque las tensiones persisten.

Las reuniones se desarrollaron bajo estrictas medidas de confidencialidad, incluyendo el secuestro de celulares y la entrega de guiones para los candidatos. Milei instó a su equipo a mantener la firmeza en el discurso, pero a evitar los insultos, en un esfuerzo por relanzar la imagen del Gobierno. Sin embargo, la dispersión en la toma de decisiones y las disputas entre los armadores políticos, como Santiago Caputo, Menem y Sebastián Pareja, continúan generando incertidumbre sobre la cohesión interna de La Libertad Avanza.

En paralelo, la crisis económica y la caída de reservas del Banco Central agravan el contexto político, mientras el Gobierno busca fortalecer la interlocución con gobernadores y aliados. Las negociaciones en el Congreso, especialmente en torno al financiamiento universitario y hospitalario, han evidenciado dificultades para consolidar apoyos y coordinar acciones.

Sectores del oficialismo reclaman reglas claras y decisiones firmes de Milei para ordenar la interna y evitar nuevas derrotas. La designación de Ramírez es vista como un gesto positivo por algunos actores, pero no resuelve las disputas de fondo. Analistas advierten que el Gobierno debe relanzarse y clarificar su mensaje para recuperar la iniciativa política y mejorar su desempeño electoral. El futuro de la campaña dependerá de la capacidad del oficialismo para superar las divisiones internas y responder a las demandas de gobernabilidad en un contexto económico desafiante.