El Gobierno argentino presentó este sábado en la base aérea de Río Cuarto, Córdoba, los primeros seis aviones F-16 adquiridos a Dinamarca, en un acto encabezado por el presidente Javier Milei. La compra, que incluye un total de 24 aeronaves por 300 millones de dólares, representa la mayor modernización de la Fuerza Aérea en décadas y busca reforzar la custodia del espacio aéreo nacional.

Durante la ceremonia, Milei estuvo acompañado por el ministro de Defensa saliente, Luis Petri, a quien despidió con un mensaje: "Deja detrás suyo un legado del cual estos aviones son su testamento". El presidente también defendió la designación de Carlos Presti como nuevo titular de Defensa, rechazando las críticas de la oposición sobre su parentesco con un represor de la dictadura. "Lo elegí por sus conocimientos en la materia", afirmó Milei.

El evento incluyó maniobras de exhibición de los F-16, que sorprendieron a vecinos y turistas en Buenos Aires con un vuelo rasante. Uno de los aviones lució un sticker de león celeste y blanco, símbolo asociado a Milei, lo que generó polémica y fue interpretado como un gesto de homenaje al mandatario. "A partir de hoy todos estaremos un poco más seguros", declaró Milei, subrayando la decisión de su gobierno de "rectificar décadas de destrato hacia nuestras queridas Fuerzas Armadas".

La jornada estuvo marcada por la ausencia de autoridades provinciales y municipales, quienes no fueron invitadas al acto oficial. El gobernador Martín Llaryora, en recuperación de una operación, y otros funcionarios locales participaron de una cumbre paralela junto a la comunidad. Llaryora destacó en redes sociales el significado de la llegada de los F-16 a Córdoba, aunque evitó mencionar a las autoridades nacionales.

La prensa fue ubicada a distancia y no pudo dialogar con los funcionarios presentes. El diputado Luis Picat, presente en el acto, defendió el ajuste en educación y la asignación de recursos en el presupuesto nacional.

La adquisición de los F-16 se inscribe en una política de modernización militar y posiciona a Argentina entre los países operadores de este modelo. El acto, cargado de simbolismo político y militar, anticipa nuevas tensiones entre el gobierno nacional y las autoridades provinciales, así como debates sobre el rumbo de la defensa y la inversión pública en el país.