Argentina enfrenta un panorama desafiante en materia de deuda pública, con vencimientos que superan los USD 57.000 millones en los próximos 18 meses. Según datos oficiales y análisis de diversas fuentes, la deuda bruta nacional ascendió a USD 445.985 millones en noviembre, registrando un incremento mensual de USD 3.790 millones impulsado principalmente por la capitalización de intereses y ajustes por inflación en instrumentos en pesos.

El 57% de la deuda se encuentra nominada en moneda extranjera, mientras que el 43% restante corresponde a compromisos en moneda local. La deuda con organismos internacionales representa USD 94.704 millones, de los cuales USD 56.771 millones son con el Fondo Monetario Internacional (FMI). A pesar de los pagos realizados en noviembre, que totalizaron USD 16.754 millones, la mayor parte de estos se financió con nueva deuda, lo que contribuyó al aumento del stock total.

El Gobierno de Javier Milei se enfrenta a la presión del FMI y de los bancos acreedores para acumular reservas internacionales, que al cierre de noviembre alcanzaron los USD 40.335 millones. Sin embargo, analistas advierten que este nivel sigue siendo insuficiente para afrontar los compromisos inmediatos. El economista José Castillo calificó de "impagables" los vencimientos de enero, estimados en más de USD 4.200 millones, y señaló que el Gobierno ha debido recurrir a la emisión de bonos bajo legislación local, ante la imposibilidad de acceder a financiamiento internacional en condiciones favorables.

La situación se agrava por la persistente fuga de capitales, que superó los USD 32.000 millones tras la flexibilización cambiaria, y por la apreciación del tipo de cambio, que ha encarecido los pagos en moneda extranjera. El informe de CIFRA destaca que la economía argentina reproduce un esquema histórico de endeudamiento y fuga de capitales, con ciclos de apertura financiera que suelen desembocar en crisis de deuda.

En este contexto, el Gobierno busca alternativas en el mercado local, aunque enfrenta tasas elevadas y condiciones restrictivas. La falta de confianza internacional y la presión de los vencimientos generan incertidumbre sobre la sostenibilidad macroeconómica y la capacidad de pago del Estado en el corto plazo. El desenlace de esta situación dependerá en gran medida de la capacidad del Gobierno para renegociar plazos, acumular reservas y recuperar la confianza de los mercados.