El acto de jura de los nuevos diputados nacionales, realizado el pasado 3 de diciembre en el Congreso de la Nación, estuvo marcado por la polémica. Varios legisladores, principalmente del Frente de Izquierda y sectores kirchneristas, personalizaron sus fórmulas de juramento con consignas políticas y sociales, lo que generó abucheos y cruces verbales en el recinto. Nicolás del Caño, por ejemplo, juró "por las jubiladas y jubilados, por la clase trabajadora y una Palestina libre", mientras que Romina del Plá sumó referencias a los derechos de los trabajadores y la educación pública. Desde el oficialismo, la diputada Virginia Gallardo optó por una fórmula tradicional, jurando por "la familia y un futuro mejor".

La situación derivó en la presentación de un proyecto de resolución por parte de la diputada Sabrina Ajmechet, de La Libertad Avanza, quien propuso modificar el reglamento de la Cámara para prohibir cualquier agregado a las fórmulas de jura establecidas. Según la iniciativa, si un diputado no se ciñe a la fórmula reglamentaria, deberá repetir el acto hasta cumplir con lo estipulado, y su incorporación no será válida hasta entonces.

El episodio fue duramente criticado por columnistas y lectores en distintos medios, quienes calificaron el acto como un "show circense" y un "triste espectáculo" que atenta contra la solemnidad institucional. Se reavivó así el debate sobre el sentido y la seriedad del acto de jura, en un contexto de creciente personalización y tensiones políticas dentro del Congreso.

El reglamento actual establece cuatro fórmulas posibles para el juramento, todas vinculadas a la Constitución Nacional, Dios y la Patria, pero no prevé sanciones claras ante agregados o modificaciones. El debate sobre la reforma del reglamento ya está planteado, en medio de cuestionamientos sobre la calidad institucional y la representación política en la Argentina.